Llevo tiempo dándole vueltas a un tema en mi cabeza. Creo que he detectado ya hace mucho un pequeño error o defecto del animal en mi juego, sobre todo en torneos. Me voy a explicar un poco, a ver si soy capaz. Imagina por un momento que cogemos a cualquiera por la calle y le hacemos este pequeño carrusel de preguntas, con el fin de localizar el perfil deseado para una última pregunta clave.
¿Sabe jugar al póker?- si, pero lo justo.
¿Con que frecuencia juega?-Poco. Con los amigos y un poquito por internet.
¿Cuáles son para usted las cualidades de un buen jugador de póker?- Pues no sé, supongo que el ser muy buen mentiroso.
Supongo que esta última no sería del todo justa, pero seguramente se asemejaría mucho. Tengo claro que a nivel de calle se piensa que un buen jugador de póker debe de tener como cualidad más importante si no una de las más importantes la de saber mentir. También los jugadores más admirados son posiblemente los que más faroles cuelan. Por el contrario y con la poca experiencia que tengo, creo que la experiencia y la agresividad (confundida muchas veces con un farol) son más importantes. No es lo mismo colar una simple mentira “sin ton ni son” con la de meter un semifarol o aprovecharte del rival+posicion. Debemos pensar que el que más loco este jugando a esto del póker, no se tira un farol ni el 25% de las veces que entra en una mano, por lo cual; ¿Cuál será la media de un jugador de cierto nivel? Apuesto que es más bajo de lo que podemos pensar.
Pues creo que esto, lo de pensar que los rivales mienten lo tenemos marcado a fuego en nuestra piel. Cuántas veces hemos pensado y hemos asumido que nuestro rival lleva mejor jugada, aun así no decidimos tirar nuestro top-pair y pagamos por si las moscar nos la quieren colar. En todas estas ocasiones dejamos claro que a nosotros no se nos cuela un farol así porque así, aunque de momento nos vamos para casa ya que nos enseña el color o la escalera ligada en el river. Pues el caso es que desde hace mucho estoy intentando corregir ese defecto, ya eran muchas las veces que daba el call después de haber tenido una buena lectura de la mano. Lo más normal era que después me lamentara del call. No es que me suceda mucho, pero en momentos puntuales me pasa mucho y después termino dándome cabezazos por no haber jugado bien cuando la lectura era la correcta.
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